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Descenso acelerado de la inflación requiere la atención del BCP
Publicado en fecha 07-11-2025

El comportamiento reciente de la inflación presenta un panorama complejo que requiere atención cuidadosa por parte del Banco Central del Paraguay. Si bien la inflación total de 4,12% anual sugiere una convergencia ordenada hacia la nueva meta de 3,5% (±2%), el rápido descenso de la inflación SAE de 3,91% en julio a 2,32% en octubre plantea interrogantes sobre la velocidad y los mecanismos de transmisión de la política cambiaria a los precios internos, señala el análisis realizado por el economista jefe de Basa Capital, Wildo González.

Wildo González, economista jefe de Basa Capital.
Este ajuste acelerado, que excede lo proyectado por modelos tradicionales, evidencia que el traspaso del tipo de cambio a los precios domésticos puede ser más asimétrico y dependiente de las condiciones de mercado de lo anteriormente estimado.
La persistencia de la apreciación del PYG/USD y su efectivo traspaso a la inflación SAE sugieren que el componente no transable de la economía paraguaya podría ser menor al tradicionalmente asumido, con implicaciones importantes para la efectividad de la política monetaria y para la gestión del tipo de cambio real.
Esta situación, sumada al contexto internacional favorable caracterizado por recortes de tasas de la Reserva Federal, configura una ventana de oportunidad para que el Banco Central considere un ajuste en su postura monetaria sin comprometer la estabilidad de precios ni generar presiones inflacionarias no deseadas.
Finalmente, la decisión sobre el timing del ajuste de la TPM dependerá críticamente del comportamiento de la inflación SAE en los próximos meses. Una profundización de las caídas fuera de patrones estacionales en noviembre podría justificar una acción anticipada en diciembre de 2025; de lo contrario, un enfoque más prudente apuntaría al primer trimestre de 2026.
En cualquier caso, el monitoreo estrecho de la inflación subyacente debe ser prioritario, dado su carácter de indicador líder del impacto de las acciones de política monetaria en el mediano y largo plazo, y considerando que la convergencia a la meta debe ser sostenible y no producto únicamente de shocks cambiarios temporales.