Peña defendió la democracia y destacó el mayor crecimiento económico de la región

Publicado en fecha 25-09-2025

El presidente de la República, Santiago Peña, dio un mensaje ante la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada en Nueva York. Se centró en la defensa de la democracia, la condena de la violencia política y la necesidad de reformar los mecanismos del sistema multilateral. También resaltó el mayor resultado económico del país en comparación a los vecinos de la región.

En el ámbito económico de Paraguay destacó crecimiento económico del 5,9% en el primer trimestre de 2025, mientras la región promedia apenas 2%. “Nuestra inflación se encuentra controlada en 4.2%, por debajo del promedio regional. Avanzamos firmemente hacia la convergencia fiscal post-pandemia. Nuestro déficit fiscal vuelve al 1.5% en el presupuesto nacional para el próximo año. Nuestro desempleo cae a mínimos históricos: 5.6% en el primer trimestre de este año”, enfatizó.

Agregó que el crecimiento sin justicia social es vacío. “Por eso implementamos programas ambiciosos que están transformando vidas: Nuestro programa "Hambre Cero en las Escuelas" alimenta diariamente a más de un millón de niños en 7,000 escuelas. "Che Roga Porã" está convirtiendo a miles de familias trabajadoras en propietarias. Por primera vez, el Estado ofrece créditos hipotecarios con cuotas equivalentes al alquiler. Transformamos un gasto mensual en patrimonio familiar.
Resaltó que 118,000 personas salieron de la pobreza en un solo año. La pobreza extrema cayó al 4.1%, el nivel más bajo en nuestra historia moderna.

Firmeza contra el extremismo
El presidente Peña enmarcó su intervención en un diagnóstico realista sobre el avance de la polarización y los atentados políticos recientes en la región y en el mundo. Subrayó que no se trata de hechos aislados, sino de patrones que erosionan la confianza ciudadana y ponen en riesgo la convivencia democrática. Reafirmó una posición inequívoca al sostener que “la violencia política es inmoral, intolerable y profundamente dañina… no al odio, no a la violencia, no al autoritarismo”.

Derechos y libertades en la región
Con tono institucional y sin estridencias, el Mandatario advirtió sobre la degradación de libertades fundamentales en Venezuela y Nicaragua. Recordó que Paraguay conoce los costos del autoritarismo y, por ello, no puede permanecer en silencio cuando se restringen la información, la libre expresión y la competencia política. La respuesta —insistió— no es la censura ni la mano dura, sino más democracia, más república, más tolerancia y más derechos.

Desafíos internacionales, cadenas de suministro y cautela estratégica
Además de su llamado a la resolución pacífica de controversias, el presidente puso el foco en una crisis silenciosa: la fragilidad de las cadenas globales de suministro. Advirtió que hay modelos económicos que comprometen la soberanía y debilitan las libertades. 

En sus palabras, “no todas las asociaciones comerciales son iguales. Debemos ser cuidadosos con modelos que llegan con autoritarismo, vigilancia masiva y erosión de libertades”. Y remarcó que “cuando aceptamos inversiones que comprometen nuestra soberanía… hipotecamos no solo la economía, sino la democracia”.

A partir de allí, promovió una integración regional basada en valores compartidos —Estado de derecho, libertades individuales y economía de mercado— y sostuvo que la política exterior del Paraguay se guía por principios, no por conveniencias coyunturales.

Mencionó que el Paraguay reafirma el derecho de Israel a defenderse frente al terrorismo y rechaza los intentos de equiparar a un gobierno democráticamente elegido con organizaciones violentas. Al mismo tiempo, el primer mandatario propuso una salida humanitaria inmediata en el territorio palestino, con alto el fuego, liberación de rehenes y un diálogo efectivo que conduzca a la convivencia pacífica y a una paz sostenible en Medio Oriente.

El jefe de Estado reivindicó la coherencia de la diplomacia paraguaya y defendió que Taiwán tenga voz en el sistema multilateral. Lo expresó con claridad: “Taiwán merece un lugar en este foro. Es una cuestión de estricta justicia”. Señaló que la exclusión de 23 millones de personas debilita la legitimidad del multilateralismo y que la amistad histórica con Taipéi se sostiene en valores democráticos compartidos.

Paraguay como potencia media
El presidente presentó a Paraguay como potencia media con autoridad para construir consensos. Enumeró la participación activa del país en órganos y comités del sistema y señaló las aspiraciones próximas, entre ellas la Comisión de Consolidación de la Paz (2026) y el Consejo de Seguridad (2028–2029).

Resaltó que el país está preparado para ocupar un rol central en el escenario internacional, asumiendo un compromiso activo con la modernización de la ONU. En ese sentido, apoyó la iniciativa UN80 para hacer más eficientes los recursos y procesos, pidió que en la designación del próximo Secretario General se garantice un balance geográfico que dé mayor legitimidad a la institución, y planteó una reforma profunda del Consejo de Seguridad que lo vuelva más representativo y eficaz. 

Asimismo, insistió en la eliminación del veto como paso necesario para devolver a las Naciones Unidas la capacidad de ser un verdadero protagonista en la resolución de los grandes desafíos globales.

Esperanza activa y responsabilidad democrática
Sin desconocer la gravedad del contexto global, el presidente transmitió una confianza racional en la capacidad de las democracias para corregir rumbos. Lo dijo sin eufemismos: “sé que el panorama no es el mejor, incluso es sombrío… pero miro al futuro con esperanza”; “no hay atajos para el desarrollo, solo trabajo duro” y “nuestros pueblos están hartos de promesas vacías; la clave para recuperar la confianza es mostrar resultados”.

Desde esa premisa, sostuvo que “la democracia debe demostrar que puede cumplir: generar prosperidad, asegurar justicia y ofrecer esperanza, con rostro humano y contenido social”. También enfatizó que el camino de Paraguay no es perfecto, pero está cambiando la realidad y ganando reconocimiento internacional.

Su mensaje concluyó con una convocatoria a sumar voluntades y defender valores compartidos. Finalmente, el presidente Peña reafirmó que Paraguay está listo para ser parte de la solución y proyectó el resurgir del país como un actor confiable en el concierto de naciones. Selló su intervención con un llamado a la acción y a la esperanza: “ese futuro distinto es posible… construyámoslo juntos para dejar a nuestros hijos y nietos un mundo con más democracia, libertad, tolerancia y justicia, donde la luz se imponga sobre la oscuridad y el bien triunfe sobre el mal”.