En el sexto mes del año, el Gobierno celebró semanas de "inflación cero" en alimentos de acuerdo a algunas mediciones. En la segunda y tercera semana las subas fueron mínimas, mientras que los aumentos suelen concentrarse en la última o primera semana del mes, a la espera de la llegada de los sueldos.

El relevamiento de precios minoristas de C&T en el Gran Buenos Aires marcó 4,9% para la inflación general, levemente por arriba del 4,6% que habían medido para mayo y por encima del 4,2% del INDEC.

Se marca así una aceleración. El piso para los próximos meses se prevé en torno al 5% por la mayor presión de los precios regulados pero el Gobierno anticipó que postergara una vez más el impacto en tarifas. La medida para amortiguar el golpe al IPC se da en medio de la tensión cambiaria donde la brecha volvió a estar por arriba del 50 por ciento.

Según la estimación de C&T, la inflación núcleo, que deja de lado a los componentes estacionales y regulados, fue de 2,6% mensual. En ese marco, los alimentos, donde pesa la estacionalidad, mantuvieron la desaceleración y cerraron alrededor del 3%.

De acuerdo con los datos de Analytica, en las cuatro semanas de junio se registró una variación acumulada punta a punta del 2,9% en el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas, con un promedio de cuatro semanas de 3,3 por ciento.

Clara Alesina, economista de la Fundación Libertad y Progreso, indicó que "a pesar de que el IPC haya presentado una aceleración respecto al dato de mayo, la inflación núcleo se desaceleró en 0,8 puntos porcentuales. 

Esto es una cifra alentadora, ya que la inflación núcleo excluye los factores vinculados a la coyuntura, aislando la tendencia de los precios que se comportan libremente y sin efectos estacionales".