El sector de horticultura, rubro impulsado por la agricultura familiar campesina, mantiene un ritmo constante de crecimiento y desarrollo, sin embargo requiere de mayor acompañamiento estatal a través de políticas enfocadas en la tecnificación e innovación. 

“Somos productores artesanales, con mucha voluntad y fuerza de trabajo familiar, pero hay muchos desafíos”, cuenta Vicente Moscarda, uno de los agricultores del distrito Carayaó (Caaguazú), que forma parte de la comunidad que produce en los asentamientos de Mariano Díaz y San Lorenzo desde hace siete años. 

Principalmente, cultivan papa y cebolla. También trabajan con granos en estado lechoso y productos de temporadas tales como: melón, Agricultura sandía, zapallo, entre otros. Al pertenecer a zonas poco desarrolladas se enfrentan a desafíos de infraestructura, tanto en finca como en accesibilidad pública. 

“Nos faltan muchas cosas para mejorar sistemas de riego, invernaderos, semilleros, así como asistencia con insumos y créditos para aumentar nuestra producción. También caminos, puentes y transporte”, detalla. Pese a esto, cada año sacan producción y esperan acceder a mejores mercados.

 â€œEste año fue complicado para la papa y la cebolla, porque tuvimos sequía en la temporada de llenado y para cuando debíamos secar llegó El Niño con las lluvias, lo que afectó bastante porque no contamos con infraestructura, por ejemplo, galpones para resguardar la producción”, mencionó. 

Recordó que es desafiante, tienen mucho por mejorar porque cuesta instalar el rubro en los grandes comerciales y supermercados del país, pero con trabajo “se va a salir adelante”. “A nivel departamental, son más de 3.000 productores que se ocupan desde la siembra hasta la cosecha, algunos inclusive de las ventas. Se está ocupando mucha mano de obra familiar”, finalizó. 

Vicente es uno de los miles de productores que trabajan en sus chacras para hacer llegar lo mejor del campo hasta los hogares paraguayos. 

La fuerza laboral y voluntad existen, se requiere de políticas de tecnificación, innovación, apertura de mercados y acompañamiento integral. Con las herramientas necesarias, Paraguay puede aprovechar todo su potencial como productor de alimentos.

Fuente: UGP