La FAO afirma que 56 millones de latinoamericanos sin recursos para satisfacer las necesidades mínimas

Publicado en fecha 07-12-2022
La extensión de la crisis amenaza con conducir a la región a grandes retrocesos en materia de pobreza, desigualdad, cambio climático y desarrollo.

La inflación de alimentos y la emergencia sanitaria aceleraron el empobrecimiento de la población en América Latina entre el 2019 y el 2021, de acuerdo con un análisis desarrollado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP por su sigla en inglés).


En ese periodo aumentó la población regional que padece hambre en 13,2 millones de personas; hoy tenemos a 56 millones de latinoamericanos sin los recursos suficientes para satisfacer su necesidad mínima de alimentación.

Al presentar el informe titulado “En respuesta a la crisis alimentaria mundial”, el secretario general de la Cepal, José Manuel Salazar Xirinachs destacó que el ciclo inflacionario actual es más pronunciado y persistente que los auges de precios de los periodos del 2007 al 2008 y del 2010 al 2011.

Esta dinámica de precios en productos básicos establece una discriminación entre la población que puede pagar precios más altos de alimentos y la que no puede, subrayó.

En la misma conferencia de prensa en línea participó el representante regional de la FAO, Mario Lubetkin, quien detalló que la alta dependencia de la importación de fertilizantes y la variación de los precios de alimentos han tenido un impacto negativo e inevitable en los medios de vida, principalmente de la población rural, lo que también ha afectado su acceso a una dieta saludable.

“El índice de precios de los alimentos de la FAO medido en términos reales subió 64 puntos entre junio del 2020 y marzo del 2022 y alcanzó su máximo histórico en septiembre pasado. Si bien este índice bajó 23,3 puntos entre marzo y octubre de este año, se mantiene en un nivel más alto que los máximos de las décadas pasadas”, resaltó.

Ahí mismo la directora regional de la FAO, Lola Castro, expuso que el transporte de alimentos es una de presiones al alza en la inflación de alimentos.

Sostuvo que la producción mundial de granos sigue en un nivel adecuado para responder a la demanda, pero el incremento de los precios de insumos, transporte y restricciones logísticas para acceder a la producción redundan en que los alimentos cuesten mucho más.

“En consecuencia los consumidores enfrentan restricciones de acceso por el momento, no de disponibilidad de los alimentos”.

Aparte, Salazar Xirinachs explicó que ante la especialización productiva y comercial de los países en conflicto, es decir Rusia y Ucrania, la guerra ha afectado directamente al comercio y los precios internacionales del petróleo crudo, el gas natural, los cereales, los fertilizantes y los metales.

Destaco también que la importante sequía que padecieron este año países como Estados Unidos, India y Colombia, ha sido otro determinante para el deterioro en los precios de alimentos.

Las soluciones
Al interior del análisis exponen que es necesaria una respuesta de emergencia que permita satisfacer las necesidades de la población en el acceso a los alimentos y de los agricultores para mantener su nivel de producción.

Y en el mediano y largo plazos, la recomendación es reducir la exposición de la región a las crisis lo que implica también aumentar la sostenibilidad fiscal y de la deuda; también se requiere coordinación en diversas áreas como la macroeconómica, social y productiva.