La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ajustó al alza su pronóstico de crecimiento para la región en alrededor de 1 punto porcentual y ahora anticipa que el crecimiento será de 2,7 por ciento.

Apenas en abril, los economistas de la entidad previeron un avance del PIB 1,8 por ciento. En la actualización de expectativas advirtieron que para el año próximo los vientos para la región son en contra ante el escenario complejo de recesión mundial, inflación al alza, reducción de liquidez, altas tasas monetarias y deterioro del ambiente social.

El jefe de la División de Desarrollo Económico de la entidad, Daniel Titelman, subrayó que el choque inflacionario y la respuesta restrictiva de los bancos centrales se presenta cuando la región retoma su trayectoria de bajo crecimiento de antes de la pandemia.

De acuerdo con los expertos de la Cepal, la economía de la región que registrará el mejor desempeño este año será Guyana, para quien anticipan una expansión de 52% este año, resultado de la expansión del sector petrolero.

En contraste, las de menor crecimiento serán México y Chile, que registrarán un avance de 1,9% respectivamente; Brasil, a quien ven con una tasa de crecimiento de 1,6%; Paraguay, que apenas se despegará al 0,2% y Haití, con una contracción de 0,2 por ciento.

El deterioro anticipado para la economía mundial para el próximo incorpora el riesgo de recesión mundial, precipitado por las altas tasas que están aplicando los bancos centrales (para lidiar con la inflación) y la menor liquidez disponible en el mercado por la incertidumbre.

Antes de la guerra entre Rusia y Ucrania, estimaban que el PIB mundial conseguiría una expansión de 4,4% este año. Al presentarse el conflicto bélico este pronóstico bajó a 3,1 por ciento.

Para Estados Unidos, la previsión es de un crecimiento de 1,7%, muy inferior al 3,1% proyectado al iniciar el año.

En China, tras una desaceleración el nuevo pronóstico se ubica en 4%, lo que impacta directamente a la región, pues tanto China como Brasil, son importantes socios comerciales de las principales economías locales.

En el documento expusieron que el contexto de bajo crecimiento e inflación al alza que puede mantenerse por varios años y demanda más que políticas reactivas. Proponen incentivar la inversión generadora de empleos, lo que permitirá multiplicar el crecimiento de largo plazo.

El reto es revertir la trayectoria a la baja que ha mantenido la inversión regional en las últimas tres décadas a partir de una mayor coordinación de las políticas fiscal, monetaria, cambiaria e industrial.

En el ámbito monetario propusieron abrir la caja de herramientas para dejar de usar la tasa de interés para combatir a la inflación que tiene un impacto negativo en el crecimiento. Está la reducción de la hoja de balance de los bancos centrales; la intervención del mercado cambiario; los forwards; encajes legales y regulación del sistema financiero.

En tanto la política fiscal tiene que hacer una revisión para ampliar el espacio fiscal a partir de una reforma tributaria, reduciendo la evasión y elusión. Estos cambios, más una política industrial que apuntale la dinámica de inversión, puede generar incentivos para la inversión.