Según Lagarde, Ucrania necesita conservar importantes reservas monetarias para garantizar el éxito de su programa de reformas económicas "y, en este sentido, las reservas del Banco Nacional ucraniano no pueden ser utilizadas en el servicio de la deuda externa sin que el gobierno contraiga más deuda, lo que sería incompatible con el éxito de la operación".

La declaración ocurre luego de que los acreedores privados de Kiev sugirieran a las autoridades ucranianas apoyarse en sus reservas para pagarles, una propuesta rechazada inmediatamente por la ministra de Finanzas, Natalie Jaresko.

El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, reiteró por su parte las amenazas de congelar el pago de la abismal deuda externa de Ucrania en caso de que fracasen las actuales negociaciones sobre su reestructuración, argumentando que el país debe financiar el conflicto en el estado separatista prorruso.

El FMI acordó con Kiev un apoyo financiero de 17,500 millones de dólares en cuatro años, que deberían servir de base para un programa de apoyo de 40,000 millones de la comunidad internacional. 5,000 millones ya le fueron entregados en marzo.

"Las autoridades ucranianas son totalmente consientes de los desafíos que tienen, incluidos los importantes riegos macroeconómicos que resultan del conflicto no resuelto en el este del país", indicó Lagarde.

"Han reafirmado su determinación por corregir los desequilibrios económicos que mantienen a Ucrania en el pasado y profundizar las reformas económicas para alcanzar un crecimiento firme y duradero. Pienso que sus esfuerzos merecen el apoyo de la comunidad internacional, incluido el del sector privado, indispensable para el éxito de ese programa" de ayuda, añadió.