Conectividad aérea: la tarjeta de embarque hacia un mayor desarrollo económico

Publicado en fecha 23-08-2023
El transporte aéreo produce un efecto multiplicador en la economía. Más vuelos significa más empleos directos e indirectos, pero ese es apenas el principio.
La aviación comercial no se ocupa únicamente de unir destinos alrededor del mundo o de ofrecer a las personas opciones para trasladarse de un lugar a otro. Es, un facilitador económico clave. Por eso, cuanta más conectividad aérea tenga un territorio, mayores serán sus posibilidades de desarrollarse, integrarse al mundo y promover el intercambio de conocimientos e ideas. Si, además, en ese mercado operasen aerolíneas bajo el modelo de low cost, se daría un salto en materia de inclusión social, permitiendo que más personas accedan al transporte aéreo.

Paraguay tiene por delante un enorme desafío y, a la vez, una gran oportunidad: en todo 2022, y de acuerdo al DINAC (Dirección Nacional de Aeronáutica Civil), por el aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción pasaron casi 880.000 pasajeros. Este número se ubica todavía por debajo del 1.23 millones de viajeros que habían transitado la misma terminal aérea en 2019, cuando aún la pandemia no había hecho estragos en el mercado global de viajes. En ese mismo período, el PBI nacional creció de USD37.930 millones a USD41.700 millones, aún en un contexto global de desaceleración. Este incremento se situó por encima de la mayoría de los países vecinos.

La perspectiva es buena: en los primeros tres meses del año, y siempre de acuerdo a los informes de la DINAC, ya fueron casi 263.000 pasajeros los que transitaron por el principal aeropuerto nacional. El potencial es altísimo.

Este crecimiento de Paraguay se apoya en la coherencia mantenida a lo largo de las últimas dos décadas, caracterizada por, tal como indica el Banco Mundial en su informe, “políticas macroeconómicas sólidas que incluyen reformas institucionales como el mecanismo de metas de inflación y la legislación de responsabilidad fiscal.”

El desarrollo de políticas de conectividad que acompañen todo lo logrado conduciría a mayores niveles de crecimiento. Está comprobado por experiencias previas en diferentes territorios: la disponibilidad de mayor cantidad de vuelos y rutas produce un incremento en la demanda. Un verdadero círculo virtuoso.

Más vuelos significa más empleos directos e indirectos (entre los empleados de las aerolíneas, los operadores del aeropuerto, los restaurantes y las tiendas, los proveedores de servicios de navegación aérea y los proveedores de bienes y servicios que se consumen dentro de las instalaciones aeroportuarias), pero ese es apenas el principio.

El transporte aéreo produce un efecto multiplicador con otros sectores de la economía. No solo se trata del turismo sino en los eventos y las conferencias, el comercio exterior, la logística o la economía del conocimiento, por citar apenas algunos. Casi no quedan industrias que no se beneficien si tienen una buena conectividad aérea. Y, por el contrario, difícilmente exista una colisión o algún tipo de conflicto entre la aviación comercial y el resto de los segmentos: en líneas generales, la aeronavegación complementa e impulsa al resto de las industrias, derramando beneficios para la economía y para la sociedad en su conjunto.

El futuro es abierto, multicultural, basado en datos y conocimiento y transfronterizo. En este contexto, consolidar el desarrollo de la conectividad aérea del país con el resto de la región es tener en mano la tarjeta de embarque que nos llevará hacia un mayor nivel de desarrollo económico y social.

Por Verónica Marambio Álvarez, Gerente Comercial de Mercados Internacionales y Desarrollo comercial de JetSMART.