Las largas jornadas para conseguir la canasta básica en Venezuela

Publicado en fecha 02-05-2016
En Venezuela, seis de cada 10 ciudadanos emplea hasta cinco horas a la semana en el intento de comprar algunos de los escasos alimentos de la dieta básica, afirmó un estudio realizado por la firma especializada Plataforma Económica.

“De ese porcentaje, solo 25% logra comprar algo de comida, tras haber permanecido en la cola (fila) por medio día”, precisó Rafael Montero, presidente de la citada empresa, en diálogo que sostuvo con Notimex.

Montero destacó que el resto de quienes conforman las colas son “bachaqueros”, con contactos dentro de la red de distribución, los cuales acaparan y compran la totalidad de los productos regulados para luego revenderlos con abultados sobreprecios en las calles del país.

“Lo que más molesta a los encuestados son las horas-hombre que se pierden en estas colas, donde cientos de personas aguardan por su turno, pero con muy pocas esperanzas de lograr comprar algo, debido a la existencia de estas mafias y la escasa oferta de productos”, dijo.

Julio Barrientos, mecánico electricista, informó a Notimex que la empresa donde trabaja no concede permisos para que su personal salga en busca de alimentos y que ya se han producido unos dieciséis despidos por ese motivo, sobre todo de operarias.

“Muchas llegan tarde, o se escapan para ir a hacer la cola en los sitios donde están vendiendo la leche y los pañales para sus bebés, y al regresar a sus labores son enteradas de que fueron despedidas por abandono voluntario del trabajo”, precisó.

Jaime Bello, fundador del movimiento Venezuela Urgente, refirió que en ningún país de América Latina la gente hace cola para comprar productos básicos o para revenderlos con sobreprecio, “pues las colas y la corrupción, por lo que se ve, solo son posibles en socialismo”.

Detalló que las filas son el resultado de un estímulo perverso al buhonerismo (comercio informal), al que se ha volcado buena parte de la población, como consecuencia de las erráticas políticas económicas del gobierno y la destrucción del aparato productivo nacional.

“Además son el resultado evidente del desestímulo de forma dramática a la producción local de bienes y las inversiones particulares, así como de haber sustituido buena parte de las importaciones privadas por importaciones públicas, ineficientes y corruptas”, recalcó.

Añadió que en los países donde hay abastecimiento pleno no hay colas, ni contrabando, ni especulación ni sobrefacturación. Tampoco hay colas donde el Estado permite la participación de la empresa privada en planes conjuntos de crecimiento económico.