Economía global sigue con grandes debilidades tras la crisis del 2008

Publicado en fecha 17-02-2016
Ocho años después de la crisis financiera, el mundo empieza a asimilar una verdad incómoda: la economía global sigue teniendo grandes debilidades y puede que, en un futuro, no haya ayuda de emergencia.

La cotización a la baja, la inflación plana y el fenómeno de las tasas de interés negativas se han sumado a una desaceleración en los mercados emergentes, para despertar el temor a que la economía se ve amenazada por peligros que los bancos centrales —que actuaron como salvadores durante la crisis— podrían tener problemas para combatir.

Mientras tanto, los bancos minoristas vuelven a ser un motivo de preocupación, sobre todo en Europa. Los bancos estaban en el centro de la crisis entre el 2007 y el 2009, que comenzó en Estados Unidos, por los préstamos excesivos a propietarios de inmuebles con mala calificación crediticia, y después arrastró al mundo a una recesión.

David Lebovitz, asesora en Estrategias de Mercado para JPMorgan Funds, dijo que “tenemos un crecimiento bastante flojo en todo el mundo. En realidad, no tenemos ninguna inflación. Y tenemos mucha incertidumbre”.

Parte de la inestabilidad reciente, podría ser una reacción exagerada de inversionistas temerosos. Y las bajísimas tasas de interés se deben en parte a las políticas de dinero fácil emprendidas por los bancos centrales, que hicieron todo lo que pudieron para fomentar el crecimiento en los años posteriores a la crisis.

En varias de las economías grandes, el desempleo es bajo, con 4.9% en Estados Unidos y 4.5%, en Alemania. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un aumento del crecimiento, de 3.1%, el año pasado, a 3.4% este año.

Pero lo anterior sigue lejos del crecimiento de 5.1% registrado en el 2007, antes de la crisis. Ahora empieza a asentarse la idea de que el crecimiento podría ser mediocre, y que la inestabilidad reciente podría ser algo más que la volatilidad normal del mercado.

En Japón, la rentabilidad por los bonos a 10 años se volvió negativa de forma temporal, lo que implica que los compradores de bonos estaban dispuestos a pagar al gobierno por el privilegio de ser sus acreedores, durante años. En Estados Unidos, las tasas de mercado a largo plazo vuelven a caer, a pesar de que la Reserva Federal (Fed) ha empezado a impulsarlas hacia arriba. Muchos bonos gubernamentales emitidos por gobiernos europeos se venden con rentabilidad negativa o cerca de cero.

Eso es alarmante, porque las tasas tan bajas e incluso negativas están fuera de lo normal. Por un lado, apuntan a que los inversionistas de bonos no esperan que la economía crezca lo suficiente como para que los bancos centrales suban las tasas.

Además, se han producido fuertes caídas en las bolsas mundiales. El índice Standard and Poor’s 500 ha perdido 10.5% este año; el Nikkei 225 nipón ha perdido 16%; el índice compuesto de Shanghai, 22%, y el alemán DAX, en torno a 14 por ciento.

Riesgos que afrontan 
los mercados
Una brusca desaceleración en China amenaza con eliminar un pilar del crecimiento global. Una floja demanda de materia prima en el país ha golpeado a los productores de crudo y metales en otros países. Rusia, por ejemplo, que exporta energía, cayó en recesión y su moneda ha caído.

La automotriz alemana Daimler registró el año pasado un beneficio operativo récord de 13,800 millones de euros, gracias a un aumento de 41% de las ventas en China de sus automóviles de lujo Mercedes-Benz. Pero sus acciones cayeron cuando anunció una sombría perspectiva de mínimo aumento en sus beneficios para el 2016 y crecimiento “más moderado” en China. El director ejecutivo, Dieter Zetsche, advirtió de que veía “más riesgos que oportunidades” ante un crecimiento global “limitado”.

Mercados emergentes 
que se sumergen
El dinero está saliendo de los llamados mercados emergentes, como Brasil, Rusia, Sudáfrica y Turquía. Los inversionistas sacaron 735,000 millones de estos países en el 2015, el primer año de salidas netas de capital desde 1998, según el Instituto Internacional de Finanzas.

Los mercados emergentes ya no lo son tanto: aportan 70% del crecimiento global previsto.

Los bancos centrales, liderados por la Fed estadounidense, respondieron a la recesión global reduciendo tasas de interés e imprimiendo dinero. Eso animó a los inversionistas, que buscaban más rentabilidad al poner su dinero en mercados emergentes.

Ahora que la Fed intenta elevar sus tasas de interés, esos flujos han tomado la dirección opuesta y hacen que los mercados financieros y las monedas de mercados emergentes pierdan fuerza, lo que hace las deudas más difíciles de pagar.

Stephen Lewis, economista jefe en ADM Investor Services International, dijo que es poco lo que la Fed puede hacer, salvo seguir adelante con el alza de tasas hasta un nivel más normal.

“A menos que vayamos a paralizar para siempre la política monetaria en las economías avanzadas, es inevitable que los fondos que fueron a mercados emergentes regresen de ellos”, indicó.

Estados Unidos
Estados Unidos, el otro pilar de la economía global junto con China, también da indicios de debilidad. Quizá no sea una recesión todavía, pero el crecimiento en el cuarto trimestre fue de un débil 0.7% interanual. La producción industrial ha bajado.

Aunque el desempleo se ha reducido, los salarios no se han recuperado con rapidez y las empresas parecen inseguras ante la inestabilidad.

La subida del dólar —un efecto colateral de los aumentos previstos en la tasa de interés— podría dañar a los exportadores. Ése es un motivo por el que la Fed podría optar por no subir las tasas tan pronto.