Crecimiento económico de la zona euro se frena al comienzo del tercer trimestre

Publicado en fecha 06-08-2018
El ritmo de crecimiento económico de la zona euro se moderó en julio y pierde la mayor parte del impulso obtenido en el mes anterior.

El PMI compuesto de la zona euro se queda en 54,9 frente al dato de junio de 54,3, según el informe publicado el viernes por IHS Markit, fundamentalmente por la desaceleración del sector servicios, que se sitúa en los 54,2 frente a los 55,2 del mes anterior, su segunda lectura más baja durante el último año y medio.

La producción manufacturera creció a un ritmo ligeramente más rápido que fue similar al de la actividad del sector servicios.

Aunque todos los países siguen creciendo, el ritmo de expansión perdió ímpetu (los 50 puntos de este índice son la línea divisoria entre la expansión y la contracción económica): pese a que Alemania mejora hasta máximos de cuatro meses, no compensa el freno experimentado por las economías de Francia e Italia, en mínimos de dos meses, y España, en mínimos de 56 meses.

La desaceleración en el ritmo de crecimiento de la actividad hizo disminuir también los nuevos pedidos y la confianza empresarial, en mínimos desde noviembre del 2016.

No obstante, el empleo en el sector servicios aumentó por cuadragésimo quinto mes consecutivo y en todos los países aumentaron las plantillas, sobre todo en Italia e Irlanda, pero disminuyeron en Francia y España. La inflación de los precios pagados se mantuvo elevada.

Rob Dobson, director económico de IHS Markit, confirma que “la economía de la zona euro comenzó el tercer trimestre desde un nivel más bajo (...) volviendo ritmos de crecimiento decrecientes observados durante gran parte del año”.

TRAYECTORIA A LA BAJA, BCE PRUDENTE
Si la trayectoria del índice sigue su actual nivel, “el crecimiento trimestral del PIB para el tercer trimestre se mantendrá prácticamente igual con respecto a la expansión más débil que la esperada de 0,3% para el segundo trimestre”.

Los riesgos a la baja son más frecuentes (menos pedidos y caída de la confianza en mínimos de 20 meses), reflejo de “la incertidumbre sobre las condiciones del mercado mundial, especialmente dada la continua retórica actual sobre las guerras comerciales y los posibles efectos de contagio a la economía en general y al sector industrial en particular.

La mejora de la demanda interna puede compensar parte de este problema a corto plazo, pero tendrá que fortalecerse. Dado el aumento de los indicios de desaceleración y las actuales perspectivas de incertidumbre, el Banco Central Europeo (BCE) probablemente mantendrá su enfoque prudente de la política monetaria”.