Cómo basar la economía familiar en el ahorro y no en el endeudamiento

Publicado en fecha 02-05-2018
Las cabezas de hogar tienen la enorme responsabilidad de proporcionar a los integrantes de sus familias todo aquello que necesitan, lo cual no es tarea fácil. Y se vuelve más difícil aún si se quiere fundamentar la economía familiar en el ahorro y no en el endeudamiento. No obstante, esa decisión tiene sus frutos, ya que sin dudas es el mejor camino para disfrutar de una seguridad económica y de una vida financiera sana.

De acuerdo a un artículo publicado en la revista Economía de la Latin American and Caribbean Economic Association, las tasas de ahorro de América Latina son sumamente bajas, lo que se debe principalmente a las conductas de la población.

En lo que respecta a nuestro país, aún falta mucho para que el ahorro se convierta en un hábito afianzado. Así lo demuestra una encuesta realizada por la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), en la que solo el 28% de los participantes manifestó tener ahorros. En ese sentido, el nivel de ingresos parece ser un factor decisivo: en las personas de nivel socioeconómico más bajo, el 80% no ahorra, una perspectiva que apenas mejora para los niveles medio y medio alto; por su parte, entre las personas con ingresos más altos sí se aprecia un 49% que tiene incorporada esta práctica.

El ahorro es un elemento clave en toda economía, incluyendo la familiar. Permite aumentar nuestro patrimonio, contar con un fondo de emergencia y materializar nuestros sueños.  Aun así, nos cuesta incorporarlo en nuestro estilo de vida.

Para poder ahorrar, es necesario planificar. Mes a mes, debemos llevar un registro de nuestros ingresos y de nuestros gastos fijos y variables, para poder evaluar cómo estamos, si podemos ahorrar y cuánto, o si todavía hay puntos que ajustar. Hacer un presupuesto es un método sumamente efectivo. También es fundamental mirar a largo plazo, establecernos metas y chequear cada tanto si vamos por buen camino.

Asimismo, para mantener nuestras finanzas a raya es importante que controlemos los llamados "gastos hormiga", aquellos tan pequeños que casi pasan desapercibidos en nuestro día a día, como las golosinas, gaseosas, cigarrillos o comidas fuera de casa. Una manera simple de detectar cuánto gastamos en este tipo de cosas es registrando los gastos que hacemos diariamente, lo que nos permitirá identificar qué podemos recortar.

Resulta muy positivo incluir a todos los miembros en la meta de reservar dinero, para que cada uno se comprometa con la causa y pueda contribuir desde su lugar. Todos pueden colaborar evitando gastos superfluos o, por ejemplo, cuidando el consumo de agua y electricidad. 

Es común esperar que nos sobre dinero para empezar a ahorrar. Esto es un error, ya que el dinero nunca sobra, a no ser que así nos lo propongamos. A medida que más ganamos, más gastamos. Lo ideal es apartar en primer lugar lo que se va a guardar y destinar lo restante a nuestros gastos respetando un presupuesto.

Si bien hay que apuntar a fundamentar la economía familiar en el ahorro, hay que saber que las deudas  son una de las herramientas financieras principales para el crecimiento de cualquier economía y son necesarias para conseguir ciertos bienes cuyo valor superan nuestros ingresos, como un auto o una casa. Si las contraemos de forma controlada, no hay por qué tenerles miedo.

Cuando queremos adquirir un bien de costo elevado, muchas veces tenemos que decidir si ahorramos para comprarlo o nos endeudamos. Todo depende del momento y de la necesidad. Si se cuenta con plazos holgados conviene ahorrar, de lo contrario, es mejor sacar un crédito. Pero hay que tener en cuenta que las instituciones financieras venden tiempo, y eso siempre es lo más caro.

El endeudamiento no es un problema, pero el sobreendeudamiento sí. Para no caer en él, debemos identificar nuestra capacidad de pago; es decir, la cantidad de dinero real con la que disponemos para pagar deudas, y no asumir nunca una cuota superior.

Rentabilizar el ahorro
Algo todavía más inteligente que ahorrar es invertir nuestros ahorros en un bien rentable, debido a que el dinero pierde valor con el tiempo. En el mercado financiero hay una gran diversidad de opciones como plazos fijos o certificados de ahorro.

Otra estrategia de inversión es el ahorro en ladrillos. Esta modalidad, que se consolida cada vez más, consiste en aportar una cuota mensual junto a otros inversores. Con ese dinero, se construyen edificios de departamentos, los cuales son entregados a cada cliente en un plazo máximo de 20 años.  Esta opción se destaca por ser conveniente y segura, ya que los inmuebles sí adquieren más valor con el tiempo. En nuestro país, la empresa Fortaleza S.A. ofrece planes flexibles que se ajustan a las posibilidades de cada inversor.