Banco Mundial mejora expectativa para la zona euro a 1,7%

Publicado en fecha 06-06-2017
La economía de la zona euro crecerá 1,7% este año, según las últimas previsiones del Banco Mundial (BM), que ha revisado dos décimas al alza su anterior pronóstico para la región.

También confirmó sus expectativas para la economía mundial, de una expansión de 2,7%, por encima de 2.4% correspondiente al 2016.

De cara a los dos próximos años, el Banco Mundial también mejoró sus previsiones de crecimiento para la eurozona, hasta 1,5% en el 2018 y el 2019, lo que en ambos casos representa una décima al alza sobre sus anteriores pronósticos. A nivel global, la institución mantiene su pronóstico de crecimiento de 2,9% para el 2018 y el 2019.

En su análisis, el Banco Mundial prevé que las economías desarrolladas crecerán este año 1,9%, una décima más que su anterior pronóstico, mientras mantiene su expectativa de una expansión de 1,8% en el 2018 y de 1,7% el siguiente.

Por el contrario, las previsiones para las economías emergentes han sido revisadas una décima a la baja en el caso del 2017 y el 2018, cuando el Banco Mundial espera un crecimiento del PIB de 4,1% y de 4,5%, respectivamente; para el 2019 confía en un crecimiento de 4,7% para este grupo de países.

En su último informe, la institución advierte que “riesgos sustanciales nublan las perspectivas”, incluyendo la imposición de restricciones al comercio, la persistente incertidumbre política, así como la posibilidad de un repentino ajuste en los mercados de los riesgos o del ritmo de normalización de las políticas monetarias en las economías avanzadas.

En el largo plazo, el Banco Mundial advierte el impacto en las perspectivas de crecimiento de las economías emergentes de la debilidad de la productividad y la inversión.

“Durante mucho tiempo hemos visto al bajo crecimiento frenar la lucha contra la pobreza, así que resulta alentador ver signos de cómo la economía global cobra firmeza”, declaró el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien enfatizó la necesidad de que los países aprovechen la “frágil, pero real” recuperación para adoptar las reformas institucionales y de mercado que sean necesarias para atraer inversiones e impulsar el crecimiento a largo plazo.